
Lo que nos queda es estar con los más íntimos y quizá eso nos intimide.
Que tendremos que ser pocos, selectivos y cercanos
Que mejor cubrirnos la boca, mirarnos a los ojos y no tocarnos…
Que tenemos que encontrar otras maneras; que buscar otros gestos,
Otro modo que sustituyan los abrazos sólo con brazos…
Que tenemos que cambiar y, ¿por qué no?… Que tengamos que aprender a mirarnos a los ojos,
Abrazarnos con la mirada, expresarnos, hablarnos.
Abrirnos, desnudarnos a través de esas ventanas que dicen los sabios y
Poetas …son los espejos del alma…
Dicen que tendremos que quedarnos en casa y,
Quizás hagamos de la casa un hogar, un pesebre,
y volvamos a revivir en esa íntima sencillez.
La espera de la natividad, lo que está por venir; el anunciado nuevo porvenir.
Y quizás allí,
En el fragor de las pequeñas candelas encendidas,
Conectemos con con todo lo que hoy nos trae la vida.
Y quizas también experimentemos
Que en lo intimo, en el interior, en el hacia dentro,
Cuando ya no hay más escapatoria, seamos encontrados agradeciendo
El profundo milagro de existir.
Es mi reflexión y con ella mis mejores deseos y mi agradecimiento a todas las personas
Que han hecho de
Este inolvidable 2020 un año de transformación…
Por ello vaya mi gratitud a mis pacientes que abren su confianza y me dejan entrar en sus corazones, a mis alumnos que me permiten seguir aprendiendo, a mi familia de alma sin los cuales la vida sería un desierto, a mi familia de sangre por estar allí, a mi familia espiritual por hacer de mi una eterna aprendiz, a mis amados hijos; la fuerza de mi vida a Thais y Graciela por su paciente y amorosa compañía. A los que están del otro lado por haber hecho el camino para yo llegar. A mis maestros y con total honra agradezco la maestría que nos deja este irrepetible 2020!
Hortensia Carrer